"Ha pasado la siega, se ha acabado el verano, ¡y nosotros no hemos sido salvos!" (Jeremías 8:20). El pastor Omar Tejeiro, desde Bolivia, nos insta a no guardar silencio mientras la humanidad clama desesperadamente por una salvación que no llega. Las almas están en peligro, y el tiempo se agota. No podemos esperar más. La misión es clara: llevar el mensaje de la verdad a cada rincón del mundo antes de que sea demasiado tarde. Dios nos ha llamado a sembrar, orar y actuar. Es ahora o nunca.
Hay un lamento en el alma sin Dios, en forma de desesperación y búsqueda incesante de una paz que no alcanza con sus esfuerzos religiosos y creencias diversas, es un real anhelo de salvación: “Ha pasado la siega, se ha acabado el verano, ¡y nosotros no hemos sido salvos!” (Jeremías 8:20) Mientras que son muchos los que creen y enseñan que no es necesario evangelizar, ni hacer labor misionera, porque según ellos, argumentan que, dado que Dios ya ha predestinado a quienes serán salvados, no es necesario predicar o evangelizar. Esto es como si alguien hubiera enseñado a los agricultores que, pues Dios es soberano, él va a dar una cosecha solamente cuando él lo quisiera, y por esto será en vano cultivar la tierra y sembrar semilla. Pues, si tratamos de cultivar y sembrar, no estamos dejando todo en las manos del Soberano Dios. Además, no hay relación entre el sembrar y el cosechar. ¿Qué tal de esa doctrina? ¡Si los agricultores la hubieran creído, todos morirían de hambre!
El mismo resultado pasa si la iglesia cree que la gente se convertirá, sin necesidad de evangelizar y hacer obra misionera, que todo sucederá como regalo de la soberanía de Dios, y que no existen leyes de causa y efecto en el avivamiento y en el avance de la Obra del Señor. ¿Cuáles serán los resultados de esta doctrina? ¡Pues que una y otra generación irán al infierno! Ya millones y millones de personas han ido al infierno mientras que la iglesia espera que Dios los salve sin orar, sin evangelizar, sin invertir recursos en la evangelización y en el trabajo misionero, y sin hacer nada para que Dios envíe obreros al campo que necesita ser sembrado y cosechado. ¡Ésta es la obra del diablo; el engañador! Porque el mandamiento de Jesús es: “Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén.” (Mateo 28:19–20)
Recordemos la historia maravillosa del evangelista Felipe y el etíope: Un ángel del Señor habló a Felipe, diciendo: Levántate y ve hacia el sur, por el camino que desciende de Jerusalén a Gaza, el cual es desierto. Entonces él se levantó y fue. Y sucedió que un etíope, eunuco, funcionario de Candace reina de los etíopes, el cual estaba sobre todos sus tesoros, y había venido a Jerusalén para adorar, volvía sentado en su carro, y leyendo al profeta Isaías. Y el Espíritu dijo a Felipe: Acércate y júntate a ese carro. Acudiendo Felipe, le oyó que leía al profeta Isaías, y dijo: Pero ¿entiendes lo que lees? El dijo: ¿Y cómo podré, si alguno no me enseñare? Y rogó a Felipe que subiese y se sentara con él.
El pasaje de la Escritura que leía era este: Como oveja a la muerte fue llevado; y como cordero mudo delante del que lo trasquila, Así no abrió su boca. En su humillación no se le hizo justicia; Mas su generación, ¿quién la contará? Porque fue quitada de la tierra su vida. Respondiendo el eunuco, dijo a Felipe: Te ruego que me digas: ¿de quién dice el profeta esto; de sí mismo, o de algún otro? Entonces Felipe, abriendo su boca, y comenzando desde esta escritura, le anunció el evangelio de Jesús. Y yendo por el camino, llegaron a cierta agua, y dijo el eunuco: Aquí hay agua; ¿qué impide que yo sea bautizado? Felipe dijo: Si crees de todo corazón, bien puedes. Y respondiendo, dijo: Creo que Jesucristo es el Hijo de Dios. Y mandó parar el carro; y descendieron ambos al agua, Felipe y el eunuco, y le bautizó. Cuando subieron del agua, el Espíritu del Señor arrebató a Felipe; y el eunuco no le vio más, y siguió gozoso su camino. Pero Felipe se encontró en Azoto; y pasando, anunciaba el evangelio en todas las ciudades, hasta que llegó a Cesarea. (Hechos 8:26–40)
Pastor José Omar Tejeiro Ramirez.
El Señor les bendiga, estimados pastores, líderes, obreros y misioneros alrededor del mundo. Desde Bolivia, un campo misionero con 30 años de historia, queremos encender en ustedes la llama de la misión. Esta Semana Mundial Misionera nos recuerda el llamado urgente de llevar el evangelio a los rincones más oscuros del mundo. Imaginen un mundo donde cada persona conozca el amor transformador de Cristo. ¿No es este un sueño que vale la pena perseguir?
Cada día, millones de personas claman por esperanza en medio de la oscuridad. Al igual que el salmista, se sienten solos, perdidos y sin un refugio. **¿Podemos ignorar este clamor?** No, porque Jesús nos ha dado una misión clara: buscar y salvar lo que se había perdido. En cada rincón del mundo, hay almas sedientas de la verdad.
Como iglesia, somos la luz del mundo. Cuando compartimos el evangelio, estamos ofreciendo una esperanza tangible, una salida a la oscuridad. **Imagine a un niño en una aldea remota, escuchando por primera vez la historia de Jesús.** Imagine a una mujer que ha luchado con la adicción, encontrando libertad en Cristo. Estos son los frutos de la misión. **¿No es este un llamado que enciende nuestro corazón?**
Dios nos ha equipado con todo lo que necesitamos para cumplir esta misión. A través del poder del Espíritu Santo, podemos transformar vidas y comunidades. **La Gran Comisión no es una opción, es nuestro mandato.**
El mundo necesita a Cristo ahora más que nunca. Las semillas que sembramos hoy darán frutos en el futuro. **No nos cansemos de hacer el bien.** Cada oración, cada palabra compartida, cada dólar donado, está haciendo una diferencia. **Desde Bolivia, te animamos a seguir adelante.**
¡Levántate y brilla! El mundo te necesita. Que la pasión de Cristo consuma tus días y que la esperanza del evangelio guíe tus pasos. Juntos, podemos transformar el mundo.
En Cristo Jesús
Pastor José Omar Tejeiro
Presidente AMIP
¿Sientes un vacío que solo Dios puede llenar? ¿Anhelas algo más profundo que la rutina diaria? EMAG 2025 es tu respuesta. Del 3 al 9 de febrero, en el corazón de Metapán, El Salvador, se llevará a cabo un evento que encenderá tu pasión por Cristo y te equipará para cambiar el mundo.
Imagina esto: Rodeado de personas con el mismo anhelo que tú, sumergiéndote en adoración intensa, aprendiendo de líderes misioneros experimentados y siendo desafiado a salir de tu zona de confort. EMAG 2025 no es solo una conferencia, es una experiencia que te marcará para siempre.
Del 16 al 22 de septiembre, la comunidad cristiana evangélica de AMIP se une en una celebración global de fe y acción durante la Semana Mundial de Misiones. Este evento es una oportunidad única para marcar la diferencia y llevar el amor de Cristo a los lugares más necesitados del mundo.
¡Invitación especial para todos los líderes comprometidos con su fe y comunidad! El 6 de septiembre a las 7:30 p.m., el Centro Evangelístico Pentecostés Santidad a Jehová en 682 Ave. Galicia, Vistamar, Carolina, PR será el punto de encuentro para un evento extraordinario: un Taller de Liderazgo dirigido por los pastores Ernesto Genta y Ana Alvarado de Uruguay.