LECTURA
HECHOS 2:42-47
INTRODUCCION
Por lo regular en cada culto que ofrecemos al Señor, hay una secuencia que llevamos donde iniciamos con alabanzas en un devocional, el cual se divide en 1 o 2 coros, la lectura de la Palabra, oramos y luego cantamos otros dos coros, para entregar la parte. Y luego vamos a los canticos, o testimonios, o algún poema. Y por ultimo pasamos a la Predicación o enseñanza de la Palabra. Y con bastante frecuencia solemos decir a la hora de dar parte a la predicación: Y ahora, tenemos lo mas importante, o el plato principal.
Y son muchas las ocasiones en que restamos o damos muy poca importancia a la alabanza y a vida de adoración. Tanto es así, que hay en ocasiones que encontramos a hermanos que forman el habito de llegar tarde al culto, simplemente porque no es para ellos importante el lugar que ocupa la adoración y la alabanza en el culto. Sin embargo podemos decir en esta hora, que eso no es correcto, y lo vamos a demostrar a través de la misma Palabra de Dios.
En Hechos 2:42, encontramos el orden de los cultos en la iglesia primitiva de la siguiente manera: Y perseveraban en la doctrina de los apóstoles, en la comunión unos con otros, en el partimiento del pan y en las oraciones.
Ellos perseveraban en la doctrina de los apóstoles; o sea en la enseñanza. Nosotros dedicamos los domingos en la mañana a la enseñanza sistemática en la Escuela Dominical, y a los que comienzan se les enseña los primeros pasos. Y en otras ocasiones se dan estudios temáticos.
Y también dice que se dedicaban a la comunión unos con otros. Y pasaban tiempo juntos; celebraban la Cena del Señor, como hacemos los que podemos ministrar la cena todos los domingos, o los días señalados para ello, según sea la situación de cada congregación.
También dedicaban tiempo a la oración. Y no se trata de la oración que todos necesitamos hacer de forma individual sino como congregación, en la cual por lo menos 1 vez a la semana debe haber tiempo para orar. Y necesitamos hacerlo hoy mas que nunca, de forma tal que podamos experimentar la presencia y la gloria de Dios en nuestras vidas, cuidándonos de orar como a Dios le agrada. Hay veces que las oraciones se tornan vacías, repetitivas, y el aburrimiento invade a muchos a la hora de estar en oración. Pero Dios no se agrada de ello,
y por eso tenemos que dar a la oración el debido lugar y procurando que esa oración este acompañada de la adoración y la alabanza. Y en Hechos 2:46-47 dice: Y perseverando unánimes cada día en el templo, y partiendo el pan en las casas, comían juntos con alegría y sencillez de corazón,
2:47 alabando a Dios, y teniendo favor con todo el pueblo. Y el Señor añadía cada día a la iglesia los que habían de ser salvos.
Esto nos deja ver claramente que dentro de la vida cristiana necesitamos perseverar cada día, tanto, cuando llegamos al templo como en los cultos de hogares, en el compartir de las confraternidades, y actividades propias de cada congregación. Y el vs.47 señala la alabanza como parte de ello, en la cual había un resultado muy especial:
Cuando alababan al Señor, el fruto era que obtenían el favor del pueblo, Y Dios añadía los que habían de ser salvos cada día.
La Alabanza en El Orden del Culto
1 Corintios 14:26 es otro de los pasajes que nos hablan del orden de los cultos y reuniones de la iglesia desde sus comienzos: 14:26 ¿Qué hay, pues, hermanos? Cuando os reunís, cada uno de vosotros tiene salmo, tiene doctrina, tiene lengua, tiene revelación, tiene interpretación. Hágase todo para edificación.
Ahora bien, mis hermanos, hagamos un resumen. Cuando se reúnan, uno de ustedes cantará, otro enseñará, otro contará alguna revelación especial que Dios le haya dado, otro hablará en lenguas y otro interpretará lo que se dice; pero cada cosa que se haga debe fortalecer a cada uno de ustedes. Y dentro de aquel orden, el apóstol Pablo les estaba corrigiendo a los corintios porque ellos tenían un desorden.
Hoy también hay lugares donde hay ciertos desordenes, en los cuales por falta de conocimiento en algunos casos o por descuido espiritual en otros en vez de edificación lo que hay es confusión. Y es importante entender en cuanto a esto que es Dios por medio del Espíritu Santo, quien reparte dones y escoge a unos para ministrar en la alabanza, de modo que no todos tienen el don de cantar, aun cuando se canta de forma congregacional. Otros son llamados a la enseñanza, un don de ministerio otorgado también por Jesucristo, según nos dice Efesios 4:11. Y cuando es el Señor quien esta en el asunto, el resultado es la edificación de la iglesia.
Rom.12:6-8 nos muestra que Dios siempre se encarga de hacer provisión según sea la necesidad en medio de su pueblo.
12:6 De manera que, teniendo diferentes dones, según la gracia que nos es dada, si el de profecía, úsese conforme a la medida de la fe;
12:7 o si de servicio, en servir; o el que enseña, en la enseñanza;
12:8 el que exhorta, en la exhortación; el que reparte, con liberalidad; el que preside, con solicitud; el que hace misericordia, con alegría.
Al recibir esta Palabra podemos indicar que Dios nos ha dado a nosotros diversos dones, pero también talentos naturales. Y es bien necesario que reconozcamos y sepamos tener claro cual don Dios nos ha colocado para edificar la iglesia. Hay quienes cantan porque tienen el don y el talento para ello; así como los que tocan un instrumento. Pero no ocurre con todos por igual. De manera que no se le debe poner a alguien a cantar o a predicar o a ministrar en dones que no tiene, sino en los que si tenga para la gloria de Dios.
Así podemos entender el por qué del orden en nuestros cultos.
Pero todavía no hemos llegado a la importancia de la alabanza en nuestros cultos. Y es aquí donde nos detendremos.
A. Su Importancia dentro del Culto
1.La Alabanza debe ocupar un lugar de importancia en nuestros cultos Es bien importante saber que del tiempo y la forma en que iniciemos nuestros cultos dependerá la bendición y la manifestación de Dios. Si somos una iglesia de adoradores podremos dar el lugar que la alabanza merece en nuestros cultos de adoración a Nuestro Dios. Estamos en los postreros día, y el Señor nos dejo un mensaje clave para ese momento que nos ha tocado vivir: Hechos 15: 15:14 Simón ha contado cómo Dios visitó por primera vez a los gentiles, para tomar de ellos pueblo para su nombre. 15:15 Y con esto concuerdan las palabras de los profetas, como está escrito: 15:16 Después de esto volveré
Y reedificaré el tabernáculo de David, que está caído;
Y repararé sus ruinas, Y lo volveré a levantar,
15:17 Para que el resto de los hombres busque al Señor,
Y todos los gentiles, sobre los cuales es invocado mi nombre,
¿Por qué dice el Señor que iba a restaurar y reedificar el Tabernáculo de David, y no el de Moises o de Salomón?
La Biblia habla de tres Tabernáculos en el AT:
Sabemos que el Tabernáculo que Dios ordenó a Moises levantar en el desierto era uno de Normas y Leyes, lleno de símbolos y ceremonias. Y todo era sombra de lo que se realizó a partir de la Venida de Cristo a la tierra y el nacimiento de la iglesia.
El tabernáculo edificado por Salomón era majestuoso y de mucha riqueza.
Pero el Tabernáculo de David que aquí se menciona era uno de alabanzas y adoración. Lo que David hizo en su tiempo fue colocar la alabanza y la adoración a Dios en un lugar prominente, y no solo recibió la inspiración de la mayoría de los salmos en la Biblia, sino que
a aquellos que también recibieron salmos, el les dio la importancia y el lugar dentro de los cantores y los músicos de Israel. Y Restaurar el Tabernáculo de David, nos habla volver a darle un lugar debido a la alabanza dentro de nuestros cultos y en nuestras vidas, en los hogares, y adondequiera que vayamos, para dar honra a Nuestro Dios. Nosotros no nos enfocamos solo en la alabanza y en la adoración, porque no es eso lo que Dios quiere, pero si es necesario aprender a enfocarnos en la alabanza, que El se merece y que le agrade.
¿Por qué debemos alabar y adorar a Nuestro Dios?
Primer motivo
a) Porque Nuestro Dios ama la alabanza y ese es su lugar favorito. El habita, hace morada en medio de la alabanza de su pueblo. El Salmo 22:3 dice: 22:3 Pero tú eres santo, Tú que habitas entre las alabanzas de Israel.
Y en el salmo 100:4 El nos exhorta y nos dice: Entrad por sus puertas con acción de gracias, Por sus atrios con alabanza;
Alabadle, bendecid su nombre. 100:5 Porque Jehová es bueno; para siempre es su misericordia, Y su verdad por todas las generaciones.
Definitivamente al Señor le gusta la alabanza de su pueblo. Pero hoy en muchas iglesias se ha ido perdiendo el anhelo profundo de alabar a Dios, y se ha convertido o en un cementerio o en un rito lleno de costumbres y tradiciones o en un centro de actividades artísticas, en lugar de ser de una alabanza que le de a Dios la gloria la honra y el poder. A cada uno de nosotros nos gustan diferentes tipos de alabanzas; mientras que hay otras que no nos gustan tanto. Pero si vemos que el pueblo es edificado y que sobre todo a Dios le agrada, debemos entonces movernos a adorar a Dios con las alabanzas que El recibe. Y El nos deja saber por medio de Su Espíritu la alabanza que a El le agrada.
Segundo Motivo
Otra de las razones o motivos mas significativos es para poder vencer al tentador de nuestras almas.
En Lucas 4:8 cuando Jesús enfrentó a Satanás que vino a tentarle, buscando que El le adorase, ofreciéndole el poder sobre este mundo, y recordemos que el mundo le fue entregado a Satanás por el hombre mismo en su estado pecaminoso; pero la realidad es que Cristo es el Dueño y Señor de Todo el universo. Pero como El vino a salvar al mundo bajo lo establecido por Dios, estando el la condición de hombre, fue tentado en todo mas entonces venció toda tentación y le respondió al enemigo: Vete de mí, Satanás, porque escrito está: Al Señor tu Dios adorarás, y a él solo servirás.
Tercer motivo
Otra razon o motivo para adorar y alabar a Nuestro Dios es porque es un mandato que El nos ha dado en Su Palabra.
Y para ello tenemos que irnos al Salmo 150:
150:1 Alabad a Dios en su santuario; Alabadle en la magnificencia de su firmamento. 150:2 Alabadle por sus proezas; Alabadle conforme a la muchedumbre de su grandeza. 150:3 Alabadle a son de bocina; Alabadle con salterio y arpa. 150:4 Alabadle con pandero y danza; Alabadle con cuerdas y flautas. 150:5 Alabadle con címbalos resonantes; Alabadle con címbalos de júbilo. 150:6 Todo lo que respira alabe a JAH.
Aleluya.
Esta es una de las razones por las cuales encontramos en la casa de Dios las panderetas, la batería, el teclado y los instrumentos de cuerda. Y no se trata de alabar solo suavecito, sino que Dios nos habla de címbalos resonantes y de jubilo; o sea que se trata de una alabanza llena de gozo y con fuerza y gran emoción, porque lo estamos haciendo para Dios. Pero también debemos hacerlo con inteligencia, como nos muestra el Salmo 47: 47:7 Porque Dios es el Rey de toda la tierra; Cantad con inteligencia. Ahora bien: esto no significa que Dios aun siendo digno de toda alabanza y de toda honra, lo que El busca es que le alabemos porque quiere ser exaltado y nada mas. Se trata de de alabarle no para Su propio beneficio, sino para el beneficio nuestro. Por eso, es que
El Cuarto Motivo para alabar a Nuestro Dios es que:
Cuando alabamos estamos creando el ambiente adecuado para que El Señor se manifieste en medio nuestro y se goce con nuestras alabanzas. Tanto es así que si no experimentamos el gozo y la aprobación de Dios en nuestros cultos, es porque no estamos alabando genuinamente a Dios. La alabanza es la que crea el ambiente donde Dios nos ministra haciendo milagros, sanando, libertando, y es donde Dios bendice nuestras vidas.
Quinto Motivo
Otra razón por la cual alabamos es porque fuimos creados para ser adoradores.
En Isaías 43:21 el Señor nos dice: 43:21 Este pueblo he creado para mí; mis alabanzas publicará.
Cuando Dios nos creo fue para que publicáramos sus alabanzas; no fuimos creados para los quehaceres diarios, ni para casarnos, ni para tener una profesión, ni para hacer negocios, ni para comprar carros, etc. Todo eso son las añadiduras. Dios nos creo para adorarle. Nuestros cuerpos fueron formados para alabar a Dios, y es por eso que en el Salmo 47:1 también se nos indica que usemos nuestras manos y nuestra garganta para alabarle y con jubilo, con alegría, con gozo: 47:1 Pueblos todos, batid las manos; Aclamad a Dios con voz de júbilo.
Y cuando Dios se complace en nuestra alabanza, nos mueve y por el Espíritu nos lleva a danzar; no tenemos que tener una escuela de danza, ni hacer pantomimas, ni entretenernos con las artes teatrales que ahora se han ido introduciendo en las iglesias para formar parte del culto, cuando eso es solo una interpretación falsa de lo que es la verdadera y genuina adoración a Nuestro Dios. Es por eso que todos los días debemos leer la Palabra y estudiarla, a fin de aprender a ser los adoradores que el Señor espera de nosotros y así poder darle una alabanza que a El le agrade y se complazca en ella.
Cuando no alabamos como a Dios le agrada, entonces nos aburrimos en el culto, y este se convierte en un acto rutinario; y no es que Dios no esté en el culto, sino que El también se aburre, cuando no envolvemos todo nuestro ser en la alabanza y la adoración: todo nuestro ser, alma, cuerpo y espíritu. Hay ocasiones en que tenemos el cuerpo en el culto pero nuestra alma que incluye la mente, las emociones y la voluntad, quedan ajenas a lo que se espera que hagamos: adorar a Dios. No sometemos el alma y el culto se convierte en algo vacío, sin vida. Y cuando todo nuestro ser no esta envuelto, entonces no estamos cumpliendo con el propósito por el cual fuimos creados.
f) Sexto Motivo
Es porque Dios es digno de ser adorado.
El Salmo 48:1 nos dice: Grande es Jehová, y digno de ser en gran manera alabado. En la ciudad de nuestro Dios, en su monte santo. Y encontramos las razones por las que El es digno de ser alabado en la Palabra y en cada una de nuestras vidas; y nuestro testimonio es parte de esas razones por las que alabamos a Nuestro Dios. De Génesis hasta apocalipsis podemos recibir innumerables razones por las que nuestro Dios es Digno de ser alabado y merecedor de nuestra adoración. En Apocalipsis 4:11 por ejemplo encontramos una parte de esas muchas razones: Señor, digno eres de recibir la gloria y la honra y el poder; porque tú creaste todas las cosas, y por tu voluntad existen y fueron creadas. Todos sabemos que cuando alabamos al Señor nuestra tendencia es a pronunciar muy pocas palabras que describen los motivos por los cuales Nuestro Dios es digno de toda alabanza. Pero en la Palabra se registran especialmente en los Salmos, el libro de las Alabanzas a Dios, muchísimo mas que simplemente decir Santo y aleluya; Nuestros Dios merece por tanto que aprendamos a adorar y alabar Su nombre por Su grandeza y Su infinito poder. Pero muchas veces cantamos coros que mas que un acto de adoración a nuestro Dios, es un desahogo nuestro; hay coros que mencionan mas al enemigo que lo que adoran a Dios. Tengamos cuidado con esto al escoger los coros y canticos de alabanzas a Nuestro Dios. Exaltemos mas al Señor por Sus obras. Nuestro Salvador, el Dios Todopoderoso, Nuestro Proveedor, Nuestro pastor, entre muchísimos otros.
Una de las razones por las cuales no tenemos victoria nuestra vida cristiana y en lo que emprendemos en nuestra vida diaria se debe a nuestra falta de alabanza y de adoración a nuestro Dios:
No hay victoria en la queja, ni en la amargura; no hay victoria en la murmuración ni en en la enfermedad, ni en la ausencia de la adoración a Dios.
Solo cuando Dios se entroniza en medio de nuestras alabanzas es que podemos alcanzar la victoria. Y mientras mas le alabamos mas se establece Su reino en nuestros medios. La presencia de Dios se manifiesta cuando le alabamos. Y Dios nos da la victoria cuando le alabamos. Lo mas importante de todo es que para que haya victoria en este pueblo, en esta casa, en los hogares, necesitamos que el que la presencia de Dios se manifieste en nuestra alabanza. Y esto se debe a que:
g)El Séptimo Motivo por el cual le alabamos es porque hay poder en la alabanza, así como hay poder en la oración
El Salmo 68:1 Levántese Dios, sean esparcidos sus enemigos, Y huyan de su presencia los que le aborrecen.
68:4 Cantad a Dios, cantad salmos a su nombre; Exaltad al que cabalga sobre los cielos. JAH es su nombre; alegraos delante de él. Cuando alabamos a Nuestro Dios, le estamos recordando al diablo su derrota y solo por medio de la alabanza.
Lamentablemente en el día de hoy vemos que muchos cristianos viven como si el diablo fuera mas poderoso que Dios. Por eso se enfocan mas en sus problemas, en sus temores, en sus enfermedades, en su necesidad económica que en Dios.
Sabemos que Dios se entroniza en la alabanza, pero el enemigo se entroniza en donde hay pecado y en todo lo opuesto a la alabanza.
Y en ves de dar gracias nos quejamos, criticamos, y hasta ponemos música que no engrandece el nombre de Dios. Uno de los medios mas hermosos del poder de la alabanza es que cambia el ambiente en nuestro hogar, en el automóvil. Pero deben ser alabanzas que nos llenen la mente y el corazón, y no promuevan la carne; porque es en la alabanza que honra a nuestro Dios donde El se complace, y el poder de ésta estriba en que el enemigo la detesta y se tiene que ir de nuestras vidas. Ya no nos quejamos, sino alabamos; ya no criticamos, sino que entronizamos al Señor en todo nuestro ser. Ya los problemas que llegan a nuestras vidas, al alabar a Dios, nos llenamos de fe y de poder para colocar todo en Sus manos.
Dios no necesita de nuestra alabanza, pero se complace en que le alabemos porque así le estamos demostrando que le amamos y que El es el todo en nosotros. Y la alabanza de todo corazón nos liberta y nos desata de toda palabra que no sea agradable a Dios. En la alabanza hay poder para domar nuestra lengua, cuando nos disponemos a adorar. Pero eso es algo que tenemos que aprender como una disciplina diaria hasta que salga libre y espontanea por nuestra boca. Alabar es algo que se aprende.
Y después de ver la importancia de la alabanza necesitamos tener claro que esta es también la llave que da lugar a la manifestación de la presencia de Nuestro Dios en el culto. Y alguno dirá:
Si el Señor nos ha dicho que El está en medio nuestro, con nosotros y en nosotros, ¿por qué entonces necesitamos alabarle para que Su presencia se deje sentir?
Lo que necesitamos saber sobre la manifestación de la presencia de Dios por medio de la alabanza es que hay por lo menos 5 dimensiones diferentes en las cuales Dios manifiesta Su presencia:
1. Primera Dimensión: Dios es Omnipresente: eso significa que El esta en todo lugar como nos lo confirma el salmista en el salmo 139:7-10 nos dice que es imposible Huir de la presencia de Dios: 139:7 ¿A dónde me iré de tu Espíritu? ¿Y a dónde huiré de tu presencia? 139:8 Si subiere a los cielos, allí estás tú; Y si en el Seol hiciere mi estrado, he aquí, allí tú estás.
139:9 Si tomare las alas del alba Y habitare en el extremo del mar, 139:10 Aun allí me guiará tu mano,Y me asirá tu diestra. Y en Col.1:17 nos dice: Y él es antes de todas las cosas, y todas las cosas en él subsisten;
De manera que toda la creación se mantiene unida por el Dios omnipresente. Y aunque el ser humano no lo quiera reconocer, todos necesitamos de la presencia de Dios.
Y es por Su misericordia que no hemos sido consumidos.
Segunda Dimensión: Se da cuando recibimos a Cristo como Nuestro Salvador. La Palabra de Dios nos dice que cuando aceptamos a Jesús como Nuestro Salvador el Espíritu Santo viene a Habitar y a hacer morada en nosotros, y nos convertimos en casa de Dios, Su Templo en la tierra. En el AT el espíritu santo se posaba sobre los profetas y sobre los creyentes, pero luego se iba. Pero con nosotros no es así; el permanece con y en nosotros, mientras nos mantenemos en Cristo.
Tercera Dimensión: Ocurre cuando nos reunimos en Su Nombre. Jesús nos dijo en Mateo 18:20:Porque donde están dos o tres congregados en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos. Y a veces esta aburrido, pero esta presente cumpliendo asi con Su Palabra al nosotros estar reunidos en Su nombre.
Cuarta Dimensión: Ocurre cuando la iglesia se reúne para alabarle. Y con nuestra alabanza, Su presencia se manifiesta. Pero que alguno no lo perciba es otro asunto.
Quinta Dimensión: Es cuando Se derrama el poder, la unción y la presencia de Dios se deja sentir aprobando nuestra alabanza. De ahí el Señor sana, liberta, fortalece, redarguye, y Su gloria se convierte en una gloriosa realidad.
Hay factores que pueden impedir que Su presencia se mueva y se manifieste en medio de la congregación:
un factor es cuando hay pecado. Y puede estar la iglesia experimentando la presencia y la gloria de Dios pero la persona en pecado no la va a sentir.
La amargura y el rencor también pueden impedirnos sentir la presencia de Dios.
Cuando llegamos tarde al culto, y después de que la iglesia ya haya pasado por la primera, la segunda y la tercera dimensión y están ya por la cuarta, o sea por lo menos ½ hora después de haberse reunido a alabar al Señor, el que entra no puede saltar el escalón de primera a cuarta; así no es. Por eso es bien importante que no acostumbremos por cualquier cosa a llegar tarde al culto. Hay quienes adoptan ese mal habito y por eso siempre se pierden la bendición de Dios. También ocurre cuando nos salimos antes. Necesitamos respetar la presencia de Dios en el culto de adoración.
Hay quienes están llenos de incredulidad.
Hay quienes no están de acuerdo con algo en el culto: a veces lo que se canta, o el que canta, o algún otro que le esta sirviendo de tropiezo para alabar a Dios. Pero hay que alabar a Dios y vencer todos esos factores.
En el AT el Tabernáculo tenia tres áreas diferentes:
Estaba el Atrio, donde se encontraba el altar del holocausto y todo el que se acercaba no podía entrar con las manos vacías. Había que ofrecer un sacrificio de sangre como sombra del calvario. Todo el que se acerca a Dios para sentir Su presencia debe experimentar el perdón de sus pecados. Luego estaba la Fuente de Bronce para que los sacerdotes se lavaran antes de entrar al Lugar Santo. Y hoy esa viene a ser la Primera y Segunda Dimensión. Para sentir la presencia de Dios hay que ser salvo. Y también habla de nuestro cuerpo. Llegamos al culto y antes que nada debemos limpiarnos. Luego debemos comenzar a alabar a Dios con nuestras manos, con nuestra voz y con todo nuestro ser, entrando a los atrios con alabanza.
La segunda área del Tabernáculo era el Lugar Santo, donde había que ofrecer el incienso, encender las lámparas y mantener los panes en la mesa. Es el alma donde hay que rendirse en las emociones, la mente y la voluntad en la alabanza.
Y la tercera área era el Lugar Santísimo, donde solo el sumo sacerdote entraba a ministrar una vez al año. Y esto era sombra de estar sumergidos en la misma presencia de Dios que se derrama a plenitud en nuestros cultos.
Necesitamos entrar en el lugar santísimo y esto lo podemos lograr echando a un lado todo factor que impida que le adoremos con libertad. Es tiempo de sumergirnos en la manifestación de la gloria de Dios en nuestras vidas, no solo durante el culto, sino que de continuo haya una alabanza en nuestros labios. Quiera el Señor darnos de Su presencia en cada dimensión. Pero debemos escalar hasta alcanzar la gloria de Dios y salir de cada culto, llenos de Su gloria para vencer todo lo que el enemigo quiera hacer para estorbar la bendición, la unción y el poder del Espíritu Santo en cada una de nuestras vidas.
Aprendamos a alabar a Dios como nos muestra el Salmo 47: 47:1 Pueblos todos, batid las manos; Aclamad a Dios con voz de júbilo. 47:2 Porque Jehová el Altísimo es temible; Rey grande sobre toda la tierra.
47:3 El someterá a los pueblos debajo de nosotros, Y a las naciones debajo de nuestros pies.
47:4 El nos elegirá nuestras heredades;
La hermosura de Jacob, al cual amó. Selah 47:5 Subió Dios con júbilo,
Jehová con sonido de trompeta.
47:6 Cantad a Dios, cantad;
Cantad a nuestro Rey, cantad;
47:7 Porque Dios es el Rey de toda la tierra; Cantad con inteligencia.
47:8 Reinó Dios sobre las naciones; Se sentó Dios sobre su santo trono.
47:9 Los príncipes de los pueblos se reunieron
Como pueblo del Dios de Abraham;
47:10 Porque de Dios son los escudos de la tierra; El es muy exaltado.
oremos